Buscador

domingo, 8 de mayo de 2011

La historia de amor (II)

Como contaba en la primera parte del artículo, el año 2004 traería avances.
En ese año, recordado por los Juegos Olímpicos de Atenas y la Eurocopa de Portugal en la que España quedó eliminada a las primeras de cambio, yo ya me veía con unas ganas irresistibles de hablar con la chica que me gustaba.
El problema era que aún no me atrevía a decirle nada a ella, y era una situación difícil: por un lado me moría de ganas, pero por el otro, no me veía capaz.
Pasados los días de veraneo en mi pueblo, y cada uno ya en su barrio de vuelta (su barrio y el mío estan muy alejados), un día por la mañana, estábamos conectados los dos por messenger.
Entonces me ví en la iniciativa de atacar, ahora o nunca. Y entonces se lo dije.
Fue un error. No por el hecho de decírselo sino por la manera. Esas cosas nunca funcionan de esa manera, la única manera de hablar cosas importantes en serio es en persona, cara a cara.
Ella entendió lo que le dije como una broma, pensó que estaba de cachondeo, y me comentó que ella lo que quería era seguir siendo mi amiga.
Pasaban los días, y yo me sentía jodido, literalmente. No había conseguido mi objetivo. Quería estar con ella, verla, sentirla...
Seguía conectándome prácticamente cada día al messenger para ver si hablaba con ella, pero nada. Ella no se conectaba, con lo cual no podía hablarle.
Un día, después de las navidades, ya en 2005, la vi conectada de nuevo. Empezamos a hablar, y surgió el tema de los regalos navideños.
Le comenté que me habían regalado un móvil, el primero que tenía. Nos dimos los numeros de móvil, y para mí eso fue algo caído del cielo: Iba a poder hablar con ella cuando yo quisiese.
De vez en cuando le mandaba algun mensaje, y ella me lo respondía.
Un día de Feria, en Abril, sucedió un hecho que me dejó tocado algunos días:
Ella me mandó un mensaje preguntándome si me iba a conectar al messenger el día siguiente. Le contesté que no sabía, llevaba unos dias conectándome y me apetecía desconectar un día. Pero me lo pensé mejor y le dije: Al final voy a conectarme (en plan pagafantas total).
Al día siguiente, me conecté, y ella no se conectó en toda la tarde. Me sentí ofendido: ¿Porque me hacía esto? ¿Porque me hacía conectarme para luego ella no dar señales de vida?
Le comenté por mensaje que me pareció muy mal esa actitud, a ver si era capaz de no hacerlo más.
Ciertamente, en la Feria de Abril, ¿quién preferiría estar con el ordenador pudiendo irse de farra a la Feria? Pero me pareció mal que me hubiese mareado la perdiz.
Se lo dije de mal humor, me había parecido un mal gesto. Ella me respondió que no le volviera a hablar de esa manera. Le dije que me había sentado mal eso, y decidió que se conectaría por la tarde...

No hay comentarios:

Publicar un comentario