Anécdotas arbitrales (II)

Seguimos con las anécdotas. Hoy contaré una anécdota un poco rara, a la vez que curiosa: una vez llegué a suspender dos veces el mismo partido.
Sí, han leído bien. Dos veces.
Ocurrió hace dos temporadas. Me pidieron que, un día de entre semana, acudiera a pitar un alevín femenino (era un Careba-Portaceli) que se jugaba el mismo día que me avisaron.
Pues bien, ese partido ya se había suspendido una vez antes: un partido sólo se juega entre semana en la liga del IMD de Sevilla si ha habido un acuerdo para cambiarlo de fecha (a veces pasa que un partido que está fijado en el calendario no se puede jugar por el motivo que sea (el que más ocurre, el hecho de que no tienen jugadores disponibles (uno de los equipos o incluso los dos) para jugar el partido), y se pide, mediante acuerdo entre los dos equipos, al Distrito correspondiente que se aplace el partido), o ha habido que suspenderlo por hacer mal tiempo (hay muchos partidos que se juegan a cielo descubierto en Sevilla. En cuanto cae un poco de lluvia, adios partido)). Además, los entrenadores de los equipos me confirmaron que se había suspendido por la lluvia (ese invierno fue muy duro: prácticamente llovía día sí, día también).
Pues bien, ese día acudo a pitar el partido... y suspendido de nuevo. El partido se iba a jugar a cielo descubierto, y a la hora de jugarlo, estaba lloviendo.
Acordaron los dos equipos una nueva fecha para el partido.
La casualidad quiso que en la nueva fecha que se acordó jugar el partido, yo fuera designado para pitar el partido... y de nuevo se suspendió. Menuda mala pata, oigan.
Por suerte, la siguiente vez se pudo jugar el partido, y... Sí, yo estaba pitándolo xD.
Un partido que se suspendió hasta 3 veces. La verdad es que pocas veces he llegado a ver algo parecido.